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Berlín, Alemania. En un hecho insólito que pone en jaque las relaciones humano-felinas del siglo XXI, un ciudadano alemán identificado como Klaus Himmelsdorf ha demandado legalmente a su gato, llamado Nietzsche, por cinco años consecutivos de “indiferencia emocional premeditada”.

Según la demanda, el minino —de pelaje gris y mirada juzgadora— nunca le ha ronroneado, frotado el lomo o permitido una caricia sin huir como si Klaus apestara a perro mojado.

“Me ve como si yo fuera un mueble… y ni siquiera uno bonito”

El demandante explicó ante la corte:

“Le doy la mejor comida. Le compré una cama ortopédica. Tiene más juguetes que yo calcetines. Y aún así, el tipo me ignora. Solo me mira como si estuviera evaluando si soy digno de seguir viviendo.”

La jueza, tras escuchar los alegatos y revisar grabaciones donde el gato ni parpadea cuando Klaus lo llama con vocecita de cariño, falló a favor del humano con una sentencia inédita:

“Se ordena al gato Nietzsche demostrar mínimo un (1) ronroneo semanal como forma de compensación emocional. De no cumplirse, se evaluará terapia felina con refuerzo positivo o que duerma en el cuarto de visitas.”

El gato se defiende con su silencio habitual

Consultado por los medios tras el fallo, Nietzsche —el gato demandado— simplemente bostezó, se lamió una pata y se fue a dormir arriba del router.

Expertos en comportamiento animal afirman que:

  • El gato probablemente no cambiará nada.
  • Es posible que ahora ignore con más estilo.
  • O que se vengue tumbando una planta por semana.

Reacciones en redes

  • “Esto me representa más que mi propio matrimonio.”
  • “Mi gato lleva 8 años sin ronronear, exijo justicia internacional.”
  • “Y yo que pensaba que el mío era frío… pero este ya es un iceberg con patas.”

¿Qué dicen los venezolanos?

Desde Caracas, Maracaibo y El Tigre, las reacciones también llegaron:

  • “Si ese gato viviera aquí, le tocaba pagar alquiler por ingrato.”
  • “Uno le pone el agua, la comida y hasta le habla como un bobo… ¡y ni caso!”
  • “Menos mal que los perros son otra cosa, vale.”

El amor gatuno es así, con más orgullo que afecto

Esta sentencia abre un precedente histórico en la jurisprudencia afectiva inter-especies. Sin embargo, los expertos advierten que obligar a un gato a demostrar cariño es como pedirle a un político que diga la verdad sin que nadie lo grabe: posible, pero poco probable.

Mientras tanto, Klaus asegura que no pierde la esperanza:

“Con que me mire sin desprecio al menos una vez por mes, yo me doy por servido.”