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Ajá, mi gente, vamos a hablar de la reina de nuestras mesas: la arepa. Esa vaina es como el pan nuestro de cada día, pero con más sazón. En Venezuela no importa si estás en Caracas, Maracaibo o en el último rincón del estado Amazonas, una arepita no puede faltar. Hay arepas pa’ todos los gustos: asadas, fritas, horneadas, con queso, con carne, con caraotas, con lo que tengas a mano. Es más, una arepa es como el canvas del artista: tú le echas lo que se te ocurra y queda sabroso igualito.

Ahora sí, sin más rodeos, vamos a lo que vinimos: aprender a hacer unas arepitas como Dios manda, con todo el flow criollo y sin complicaciones.

Ingredientes pa’ la masa básica (pa’ unas 6 arepas)

  • 2 tazas de harina de maíz precocida (esa que todos tenemos, tipo Harina PAN)
  • 2 ½ tazas de agua (puede ser tibiecita, pero no hirviendo)
  • 1 cucharadita de sal (al gusto)
  • Un chorrito de aceite (opcional, pa’ darle suavidad)
  • Amor y sazón venezolano (eso no puede faltar)

Preparación paso a paso, sin apuros

  1. Agarra un bol grande: El más grandecito que tengas, pa’ que puedas meterle mano sin reguero. Echa el agua, la sal y si quieres, el chorrito de aceite. Revuelve eso un poquito.
  2. Ve echando la harina poco a poco: Como quien le va contando un secreto al agua. No la lances toda de golpe, pa’ que no se te formen grumos. Mete la mano y empieza a mezclar.
  3. Amásala con cariño: Aquí es donde tú le metes corazón. Amasa hasta que la mezcla esté uniforme, sin grumos y no se te pegue ni a las manos ni al bol. Si está muy seca, échale agüita; si está muy aguada, un poquito más de harina. La idea es que quede manejable, suavecita.
  4. Haz las bolitas y dale forma: De la masa saca unas bolitas medianas, y con las palmas dale la forma clásica de disco, ni muy gruesas ni muy delgadas. Como una tapita de pote de mantequilla.

¿Cómo las cocinamos? Depende del gusto, mijo…

  • Asadas: Pa’ los que quieren tradición, las metes en un budare (o una sartén gruesa) y las cocinas por ambos lados hasta que estén doraditas. Luego las metes unos minuticos al horno pa’ que se inflen. ¡Esa es la arepa que te dice “ábreme y ponme lo que quieras”!
  • Fritas: Pa’ los que andan en modo pecaminoso. Las fríes en aceite caliente hasta que estén doraditas. Cuidado que son adictivas. Crocanticas por fuera, suavecitas por dentro. ¡Dignas de cualquier desayuno arrecho!
  • Horneadas: Si eres más fitness o te provoca algo diferente, hornéalas desde el principio. Quedan más sequitas pero igual sabrosas.

¿Y qué les metemos dentro? Aquí se prende la fiesta

Las arepas son como una caja de sorpresas. Aquí te dejo algunas combinaciones que son puro amor criollo:

  • Reina pepiada: Pollo desmechado con mayonesa y aguacate. Papá, esta arepa tiene nombre de realeza por algo.
  • Dominó: Caraotas negras con queso blanco rallado. Negra y blanca, como el yin y el yang.
  • Perico: Huevitos revueltos con tomate, cebolla y ají dulce. La clásica del desayuno.
  • Pelúa: Carne mechada con queso amarillo. Pa’ los que tienen hambre de verdad.
  • Catira: Pollo con queso amarillo. La prima de la pelúa.
  • Rompe colchón: Mariscos salteados con ajo, limón y ají. Pa’ los playeros.

Tips venezolanos que no fallan

  • Si ves que la masa está dura, échale más agua, no le tengas miedo.
  • El truco pa’ que inflen en el horno es cocinarlas primero a fuego medio en el budare.
  • La arepa no tiene hora, se come desde el desayuno hasta la madrugada, sobre todo después de una rumba.
  • No te estreses si no te quedan perfectas las primeras veces. Como dice mi abuela: “La arepa mejora con la práctica”.

Cierre con acento criollo

¿Tú sabes qué es lo más arrecho de la arepa? Que no discrimina. La come el que tiene real y el que está pelando, la come el carajito antes de ir al cole y el obrero en su descanso. Es una bendición hecha maíz. Y mientras más le pongas de ti, más sabrosa te va a quedar.

Así que ya sabes, hermano: ponte tu delantal (o tu franela vieja, que pa’ eso es) y métete en la cocina con ganas. Porque hacer arepas no es solo cocinar, es conectar con la tierra, con la gente, con lo nuestro. ¡Pa’lante pues!