Skip to main content

Mira, si tú has vivido en Venezuela y no has comido un cachito de jamón, algo raro pasó. Es más, capaz ni estudiaste en colegio si nunca te comiste uno de esos en el recreo. Este pancito enrollado relleno de jamón es una vaina sagrada. Suavecito por fuera, jugoso por dentro. Te lo venden en cualquier panadería, pero cuando tú mismo lo haces en tu casa, ¡ay, papá!, eso es otra liga.

Así que agarra tu delantal, busca un playlist de Simón Díaz o algo relajado y vamos a cocinar sin apuros, como manda el librito del buen venezolano.

Ingredientes pa’ 10 cachitos (bien servidos)

Pa’ la masa:

  • 500 g de harina de trigo (todo uso)
  • 1 sobre de levadura seca (unos 7 g)
  • 250 ml de leche tibia (ni fría ni hirviendo, tibiecita como un abrazo)
  • 2 cucharadas de azúcar
  • 1 cucharadita de sal
  • 1 huevo
  • 60 g de mantequilla (a temperatura ambiente, suave como manteca de cochino)
  • Un chorrito de aceite (opcional pa’ engrasar las manos)

Pa’ el relleno:

  • 300 g de jamón (puede ser tipo York, de pierna, o el que consigas)
  • Un poquito de tocineta (opcional, pa’ los que quieren subir el nivel del cachito)
  • Un toquecito de pimienta (si te gusta ese saborcito picante suave)
  • Queso crema o queso rallado (opcional también, pero le da su tumbao)

Pa’ barnizar:

  • 1 huevo batido con un chorrito de leche (pa’ que brillen como cachito de vitrina)

Preparación paso a paso (sin carreras)

1. Activar la levadura (porque esto es magia, no brujería)

En una tacita, mezcla la leche tibia con el azúcar y la levadura. Déjalo reposar como 10 minuticos. Si ves que empieza a burbujear y a oler medio panadería, ¡funcionó! Eso es lo que queremos.

2. Hacer la masa (con amor y paciencia)

En un bol grande, mezcla la harina con la sal. Haz un huequito en el centro y agrega el huevo, la mantequilla suave, y la mezcla de levadura. Métele mano (literalmente) y amasa hasta que se forme una masa suave, que no se te pegue a las manos. Si está muy seca, échale unas gotitas de leche. Si está muy pegajosa, una pizca de harina más.

Cuando la masa esté lista, haz una bolita, ponla en un bol engrasado, tápala con un pañito limpio y déjala descansar una hora, o hasta que doble su tamaño. Aquí es donde la masa medita y se pone sabrosa.

3. Preparar el relleno (mientras sube la masa)

Pica el jamón en cuadritos o tiritas. Si vas a usar tocineta, fríela un poco antes y deja que bote su grasita rica. Mézclalo todo en un bol. Si quieres agregar queso rallado o queso crema, este es el momento de ponerte creativo. Un toque de pimienta y listo, pa’ esperar la masa.

4. Armar los cachitos (¡a jugar con la masa!)

Cuando la masa haya subido, ponla sobre una mesa enharinada. Estírala con un rodillo hasta que quede como de medio centímetro de grosor. Corta triángulos grandes, tipo rebanada de pizza.

Agarra cada triangulito, ponle una cucharada de relleno en la parte ancha y enróllalo hacia la punta. Dale forma de media luna, como un cachito feliz. Ve poniéndolos en una bandeja con papel para hornear o bien engrasada.

5. Reposar otra vez (pa’ que no se agiten)

Déjalos reposar otra media horita tapados con un pañito. Esto hace que se inflen un poquito más y queden más esponjositos.

6. Barnizarlos (pa’ que brillen como Miss Venezuela)

Pinta cada cachito con el huevo batido con leche. Eso les da ese brillo de panadería que enamora a primera vista.

7. Al horno, papá

Precalienta el horno a 180 °C. Mete los cachitos por unos 20 a 25 minutos, o hasta que estén doraditos. Si hueles a gloria, ya casi están listos.

El momento glorioso: ¡A comer, mi amor!

Sácalos del horno, deja que se enfríen un pelo (aunque uno caliente con el queso derretido es puro pecado sabroso), sírvelos con una taza de café guayoyo o con un Toddy bien frío, y disfruta ese momento que solo da un buen cachito hecho en casa.

Tips criollos pa’ que te luzcas:

  • ¿Te gusta dulce y salado? Agrégale una cucharadita de miel al relleno. Créeme.
  • ¿Te gusta el queso derretido? Métele queso tipo mozzarella y ese cachito va a llorar de felicidad.
  • ¿No tienes rodillo? Usa una botella de vidrio limpia. ¡Inventamos o improvisamos!
  • Puedes congelarlos antes de hornear. Así tienes cachitos listos pa’ una emergencia de antojo.

Cierre sabrosón:

Un cachito bien hecho es más que un pan relleno. Es parte de nuestra infancia, de nuestras mañanas de colegio, de esas paradas en la panadería de la esquina después de una noche de estudio o una madrugada de rumba. Hacerlos en casa es una forma de llevar un pedacito de Venezuela a donde sea que estés.

Así que la próxima vez que alguien te diga: “¿y tú sabes hacer cachitos?”, tú vas y le respondes con orgullo: «¡Claro, papá! Y de los buenos, con jamón hasta la punta.»