Skip to main content

En Venezuela, ser arrecho no es una actitud: es un sistema de defensa emocional. Es levantarte sin agua, sin luz y sin señal… pero con la esperanza intacta de que al menos haya una arepita pa’ aguantar el día. Este manual no es una guía espiritual (aunque a veces parece una misa), es una lista de sobrevivencia para todo venezolano que se respeta, que sigue dando la pelea con humor, con picardía y con la frente en alto (aunque con los bolsillos vueltos nada).

Prepárate para reír, identificarte, y quizás hasta soltar una lagrimita con sabor a Harina PAN.

1. Despiértate con actitud, aunque no haya electricidad

La arrechera comienza desde temprano. Te despierta el calor, los zancudos o el reguetón a todo volumen del vecino que parece vivir en una tarima. No hay luz, pero hay ganas. Te miras al espejo (si hay agua pa’ verte) y repites el mantra nacional:

“Hoy me va a ir bien… o por lo menos no peor.”

La clave está en mantener la dignidad, aunque el abanico esté de adorno y la nevera parezca un horno.

2. Nunca subestimes el poder de una arepa

No importa si estás en Caracas, en San Cristóbal o en Madrid: la arepa es tu combustible emocional. Puede estar pelada, sin relleno, o con lo que aparezca (¡viva la arepa con sardina y aguacate!) pero si hay arepa, hay patria.

“El que tiene arepa, no tiene excusas.”

Si estás fuera del país, ya sabes que la buscas como si fuera droga en la aduana. Si estás dentro, haces milagros para conseguir la harina. Y cuando no hay, pues sale la arepa de yuca, de auyama, o de puro orgullo nacional.

3. Sobrevive a las noticias sin que te dé un ACV emocional

Las noticias en Venezuela son como ver una serie de terror escrita por comediantes. Un día el dólar está en 30, al otro en 50, y después te lo bajan a 35 “por arte de inflación mágica”. Mientras tanto, tú echándole agua al café para que rinda.

La clave está en no dejar que te consuman:

  • Respira.
  • Lee el titular.
  • Lánzate un chiste.
  • Manda un meme.

Porque aquí, si no te ríes, te da algo. Y no hay sistema de salud pa’ que te atiendan, así que ríete, chico.

4. Rodéate de gente que tenga más arrechera que excusas

No hay nada más sabroso que un grupo de panas con el mismo humor negro que tú. Los que se ríen de todo, desde el apagón hasta el cambur con arroz que comieron en el almuerzo. Esos que convierten la tragedia en chiste y la escasez en creatividad culinaria.

Porque el venezolano arrecho no llora en silencio: llora riéndose, con una empanada en la mano y un chiste sobre el ministro en la lengua.

5. Toma descansos de ser patriota

Sí, amamos a Venezuela. Sí, la llevamos tatuada en el alma. Pero ser patriota 24/7 cansa. A veces hay que dejar de pelear con el sistema, apagar el Twitter, y ver una novela turca sin subtítulos, solo pa’ desconectarse.

Otras veces, hay que llorar sin culpa. No todo se soluciona con memes. Está bien decir: «No puedo más». Pero después te secas las lágrimas, te comes una arepa con lo que aparezca, y sigues.

Porque rendirse no es una opción… salvo que el gas se acabe y no puedas cocinar. Ahí sí, llora.

6. Mantén la fe… aunque sea en cuotas

La fe del venezolano no está en los templos, sino en las colas. En la cola del banco, del gas, del agua, del transporte. Ahí se reza, se chismea, se pelea y se ríe. Y aunque parezca que no avanzamos, seguimos creyendo que “esto algún día va a mejorar” (aunque no sepamos cuándo ni cómo).

La fe criolla no necesita pruebas científicas. Solo necesita que alguien diga:

“Papá Dios aprieta pero no ahorca… solo te mete en una dieta sin avisar.”

7. Cierra el día con dignidad, aunque hayas almorzado aire

Al final del día, te sientas, sudado pero vivo, y piensas:

“Sobreviví otro día en Venezuela sin explotar como un transformador de Corpoelec.”

Y eso, mi pana, es motivo de orgullo.

Si hay señal, montas una historia con el filtro bonito, un meme que diga «viví pa’ contarlo», y te ríes. Porque aunque no tengas nada, tienes eso que nadie te puede quitar: tu venezolanidad arrecha, digna, jodedora y terca como ella sola.