En Venezuela no se come como antes, pero se ríe como nunca.
Y si algo hemos aprendido del hambre con estilo es que el venezolano no se queda callado… suelta una frase, lanza un chiste, y convierte la desgracia en meme oral.
Hoy rendimos homenaje a esa joya callejera que escuchamos en la panadería mientras alguien veía el precio del queso y entraba en shock:
“Gracias a Dios que todo está caro, así uno no engorda.”
Nivel de sarcasmo: Lo que engorda es el cinismo, no el pan.
El contexto: el queso llanero ya cuesta como si fuera importado de Suiza
¿Queso blanco duro? $8 el kilo.
¿Queso amarillo? $12 y sin amor.
¿Requesón? Solo si vendes una criptomoneda y el aire acondicionado.
Y entonces, en medio del pasillo lácteo, una señora con lentes grandes y cartera vacía suelta la frase:
“Bueno, mijo… al menos no engordamos. ¡Gracias a Dios que todo está caro!”
El cajero se ríe. El muchacho del pasillo llora por dentro. El país aplaude mentalmente.
¿Por qué estas frases nos salvan?
Porque cuando el bolsillo tiembla, el humor levanta.
Frases como esta son el equivalente emocional a un pepito sin carne pero con actitud.
Son la versión tropical del «si no hay pan, que coman pastel», pero con arepa sin relleno y sonrisa de resistencia.
Otras perlas criollas del humor sobreviviente
- “¿Comer tres veces al día? ¡Ni que fuera millonario!”
- “Yo no hago dieta, yo hago mercado en bolívares.”
- “El único plan de ahorro que tengo es no salir pa’ no gastar.”
- “Con lo que cuesta el cartón de huevos, debería traer un pollo incluido.”
El zen del venezolano arruinado pero sabroso
La frase “Gracias a Dios que todo está caro…” no es solo chiste, es una filosofía de vida:
- Te ayuda a aceptar la inflación sin llorar en público
- Te convierte en gurú del sarcasmo existencial
- Y te regala el poder de hacer dieta involuntaria con dignidad
Es como decir:
“La barriga vacía, pero la mente afilada. El estómago sufre, pero el alma se ríe.”
La calle es más sabia que el BCV
Mientras los economistas hacen gráficos y los ministros lanzan excusas, el pueblo lanza frases que resumen todo en una sola oración perfecta.
Así que la próxima vez que entres al mercado, mires los precios y te dé un microinfarto…
Respira profundo, mira al cielo y repite con orgullo:
¡Gracias a Dios que todo está caro! Así uno no engorda, pero al menos se ríe pa’ no llorar.