Skip to main content

1. Haz que el favor se vea como una oportunidad y no como una carga

Es importante que, antes de pedirle algo, le pongas el toque de oportunidad. Por ejemplo, si necesitas que alguien te preste algo, comienza diciéndole:

“Mira, pana, esto que te voy a pedir es una oportunidad única… porque después, cuando logre resolver esto, te debo uno que te lo voy a pagar con creces.”

Nada mejor que hacerle sentir a tu amigo que él está ganando con el favor. No olvides añadir un par de promesas de favores futuros, tipo:

“Yo te ayudo con lo que sea, incluso te consigo el mejor cachito del barrio”.
Con suerte, él olvidará que le pediste algo cuando vea tu propuesta de ‘pago’.

2. Menciónale el pasado heroico de tu relación

Aquí es donde apelas al misticismo venezolano de la amistad. A todos nos ha pasado que, cuando pedimos un favor, nos salen con el clásico:

“Ay, pana, no tengo ni pa’ mí. El sueldo no me da ni pa’ una empanada”.
La clave está en recordarle cuántas veces tú lo has salvado en el pasado. Hazle un resumen de todas las veces que lo ayudaste con esos favores que ni se acuerda, pero que te lo debe.
“¡Vamos! Recuerda cuando te ayudé con el pana del autobús que te quería cobrar más del pasaje. ¡Yo te defendí como si fuera tu madre!”
Hacerle recordar que le debes un favor, aunque no lo hayas hecho, es una jugada maestra.

3. Haz que tu favor se vea como una inversión mínima para el bien común

Aquí tienes que aplicar el principio de “poquito esfuerzo, gran recompensa”.

“Mira, bro, ¿te acuerdas de la vez que me diste 50 bolos cuando no tenía para el pasaje? Pues esto es algo de gran alcance. ¡Solo necesito un poquito de ayuda con este favor, y te juro que en el futuro lo que te voy a devolver será un manjar!”

De esta forma, bajitas se mete en la cabeza del venezolano que su esfuerzo para ayudarte es nada comparado con el “gran beneficio futuro” que se viene. ¡No se puede negar una inversión a futuro!

4. Cáele con un toque de humor negro

Los venezolanos vivimos del humor negro, y si hay algo que suaviza cualquier negativa, es una risa a costa de nuestra propia desgracia. Si tienes la suerte de conocer a alguien que no tiene ni un dólar, pero es un buen amigo, hazle el favor con sarcasmo.

“No te preocupes, yo sé que no tienes ni pa’ ti… por eso, si me prestas, te prometo que te pagaré con ‘amor’ y ‘caramelos’”
El toque de humor convierte cualquier favor en una oportunidad de hacer reír. ¡Lo más probable es que se lo tome con humor y acceda sin resistirse demasiado!

5. Juega la carta de la solidaridad en modo exagerado

Aquí lo que hay que hacer es poner tanta emotividad en el pedido, que te lo concedan por compasión. No dudes en mencionar palabras como:

“Es que, pana, no sabes lo que estoy pasando. Te juro que esto es una cuestión de vida o muerte… Es como cuando no hay gasolina, pero la gente te da para echar un litro y salir a buscar una solución…”
Hazlo tan épico que deberías recibir un Oscar por la actuación. A veces, la exageración puede salvarte de un rechazo. Recuerda, el venezolano es solidario, pero necesita saber que el favor no es una carga extra.

6. Usa la estrategia del “de última”

Este truco es clave. Cuando llegas al punto de pedirle algo por última vez, le estás dando la excusa para decir que sí sin sentir que te está haciendo un favor.

“Mira, si no puedes, no pasa nada, pero de verdad esto es lo último que te pido. Lo juro que no quiero abusar, pero este favor cambiaría mi vida. ¡Solo esta vez!”
A veces, el toque de humildad hace que el venezolano piense que es la última oportunidad para ayudarte. Pero ten cuidado, que si abusan de este truco, ya sabes lo que viene: un “¡no tengo ni pa’ mí!” épico.

7. Sé creativo en el “intercambio de favores”

Si todo lo demás falla, propón un trueque. Los venezolanos, como buenos comerciantes, adoran este tipo de tratos. Si no tienes dinero para devolver el favor, ofrece algo que realmente pueda interesarle, como un buen plato de comida o el acceso a un “buhonero gourmet” que le resuelva el día.

“Te doy un tequeño, ¿y tú me prestas el billete de 100? En realidad, lo que te debo es un almuerzo completo… pero, hoy, el tequeño es lo más cercano a lo que puedo ofrecer.”
El trueque sigue siendo una excelente forma de ganar favores sin arriesgarte al “no tengo ni pa’ mí”.

¡Y ahí lo tienes!

Si sigues estas estrategias, espero que logres conseguir el favor sin que te caigan con el clásico “no tengo ni pa’ mí”. ¡La clave está en la astucia, el humor y, sobre todo, en la solidaridad criolla que nos caracteriza!

¿Tienes alguna estrategia que siempre te funciona para pedir favores en Venezuela?